Ciudades del futuro
Muchas veces el cine se ha avanzado en nuestros pensamientos proponiéndonos escenarios de vida del futuro. La tecnología, ha predominado en todas las propuestas excepto cuando ésta, se ha convertido en la herramienta que ha destruido el mundo.
Hace años, cuando compramos un aparato electrónico de última tecnología, sabemos que antes de salir de la tienda ya es viejo. Sospechamos o sabemos, que las fábricas de software y hardware ya tienen preparados para entrar en el mercado versiones más potentes, revolucionarias o más económicas.
A veces, entre líneas de un u otra periódico o revista seria, un apunte de cuatro rayas que nos abre una ventana hacia el futuro. Hoy Li-fin.
Mientras leía, un relámpago ha recorrido mi cerebro. Ciudadanos globales. Un concepto que seguro hace tiempo que se va desarrollando. Ante nosotros y imperceptiblemente para todos nosotros. Ciudades creadas por empresas tipo Apple, Microsoft o Facebook, donde sus ciudadanos vivirán recluidos en libertad bajo sus propias leyes y organizaciones, donde creerán disfrutar de unas condiciones de vida excelentes, envidiados por los de fuera y donde los de dentro saldrán fuera en misión de exploración o experiencia vital.
Edificios inteligentes, controlados por todo tipo de software y hardware en el supuesto servicio de los habitantes, calles, aceras, parques donde pasear conectados a la red, con gadgets que nos informarán de todo tipo de datos de la planta o árbol que veremos. Vehículos sin conductores nos llevarán de un lado a otro sin accidentes, atascos o fresas. Ni frío ni calor. Una burbuja que nos protegerá de la lluvia, actuará como filtro solar y nos controlará las horas de día y de noche.
Hay algo que os suena? pues si este es el futuro que espera a las próximas generaciones, donde frío, calor y hambre, terrorismo y violencia será sufrida por los países del tercer mundo, no dude que las revoluciones surgen del pueblo y seguirán existiendo las guerras.
El poder se reconoce a aquel que sin imponerlo el imparte para un bien común. Mientras exista la humanidad y por lo tanto, la codicia por tener, disponerlo y imponerlo según su criterio y voluntad, existirán las clases y las luchas sociales. Si nunca llega una guerra no lo dude, no será de fronteras ni conquistas, será de poder y para imponer su particular visión del destino de la población mundial.
Hace años, cuando compramos un aparato electrónico de última tecnología, sabemos que antes de salir de la tienda ya es viejo. Sospechamos o sabemos, que las fábricas de software y hardware ya tienen preparados para entrar en el mercado versiones más potentes, revolucionarias o más económicas.
A veces, entre líneas de un u otra periódico o revista seria, un apunte de cuatro rayas que nos abre una ventana hacia el futuro. Hoy Li-fin.
Mientras leía, un relámpago ha recorrido mi cerebro. Ciudadanos globales. Un concepto que seguro hace tiempo que se va desarrollando. Ante nosotros y imperceptiblemente para todos nosotros. Ciudades creadas por empresas tipo Apple, Microsoft o Facebook, donde sus ciudadanos vivirán recluidos en libertad bajo sus propias leyes y organizaciones, donde creerán disfrutar de unas condiciones de vida excelentes, envidiados por los de fuera y donde los de dentro saldrán fuera en misión de exploración o experiencia vital.
Edificios inteligentes, controlados por todo tipo de software y hardware en el supuesto servicio de los habitantes, calles, aceras, parques donde pasear conectados a la red, con gadgets que nos informarán de todo tipo de datos de la planta o árbol que veremos. Vehículos sin conductores nos llevarán de un lado a otro sin accidentes, atascos o fresas. Ni frío ni calor. Una burbuja que nos protegerá de la lluvia, actuará como filtro solar y nos controlará las horas de día y de noche.
Hay algo que os suena? pues si este es el futuro que espera a las próximas generaciones, donde frío, calor y hambre, terrorismo y violencia será sufrida por los países del tercer mundo, no dude que las revoluciones surgen del pueblo y seguirán existiendo las guerras.
El poder se reconoce a aquel que sin imponerlo el imparte para un bien común. Mientras exista la humanidad y por lo tanto, la codicia por tener, disponerlo y imponerlo según su criterio y voluntad, existirán las clases y las luchas sociales. Si nunca llega una guerra no lo dude, no será de fronteras ni conquistas, será de poder y para imponer su particular visión del destino de la población mundial.
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