El infiltrado

En uno de los "dinarets de En Barba", nos sentamos en la mesa diecisiete comensales. Todos con hambre y expectantes para poner en común nuestros pensamientos y opiniones. Dispuestos como si estuviéramos el salón de plenos del Ayuntamiento, nos sentamos en una mesa en forma de U. Nos vemos las caras y más o menos nos conocemos todos. Bueno, tal vez yo no conozco a todo el mundo y mucho menos, todos me conocen a mí. Soy el infiltrado.

Reconozco la afiliación política de los comensales. Hay representación de todos los partidos municipales. Desde el gobierno hasta el último partido de la oposición. Incluso, encontramos miembros activos en la búsqueda de la participación ciudadana, gente del pueblo y recién llegados. Recibidos de buen grado, incluso yo soy bienvenido, aunque quien no sabe de mi pasado lloretense me pide credenciales. Soy de Girona, ahora mismo el infiltrado del grupo.

Mis raíces gerundenses y mi corazón lloretense, conviven y presentándome, las hago evidentes. A los que no me conocen, tienen referencias directas de mi pasado. En cuanto Lloret sólo tenía dieciocho mil habitantes censados ​​y el turismo de sol y playa estaba en sus máximos.

De aquel momento glorioso para el sector del Turismo, no tengo ninguna otra recuerdo que no sea el de la alegría de toda su gente, que aunque siempre se decía que el año pasado fue mejor, acumulaban beneficios a espuertas sin contar que aquel modelo de turismo tenía fecha de caducidad.

Ciertamente, no es este mi mejor recuerdo de Lloret pues, es justo lo contrario. El pueblo, su gente y sus tradiciones. Santa Cristina, El baile de plaza, los Llaguts, la tirada del arte, l'aplec dels perdons, l'aplec de la sardana, Santa Clotilde, las Alegrías, Sant Pere del Bosc, el museo del mar y un montón de tesoros más.

La gente de Girona no conoce Lloret. No digo nada nuevo. Todos lo sabemos. Como muchos otros que conocen Lloret por el turismo de borrachera y de aglomeraciones, los lloretenses hemos sido incapaces de poder enseñar nuestras virtudes. Seguramente, recelosos que no nos fueran robadas o dañadas por el turismo.

Es otro, el modelo de turismo cultural. Bueno, de hecho no hay tanto de turista en el mundo para llenar todas las plazas hoteleras de Lloret. Desde hace unos años, se ha querido potenciar la calidad de la oferta y cambiar el turista joven, interesado por el sol y playa, discoteca, borrachera y sexo fácil, por el turismo de familias. Queréis decir que es posible que puedan convivir ambos a la vez? Mientras unos continuarán apostando por el de siempre, los pocos que se atrevan a promover el turismo familiar, como podrán explicar a sus huéspedes el comportamiento masivo del grupo más importante?

Normas. Hay quien ante la imprudencia de los bañistas muertos, quisiera prever para próximas veces actitudes peligrosas. Multar a quien no haga caso de las señales o avisos que impiden bañarse determinado día de mala mar. "El hombre propone y Dios dispone".

Y entre cafés y cigarrillos en el balcón del Romaní, se forman grupitos para hurgar en heridas abiertas entre el primer y segundo plato. Hay que ponerme al día de los que han compartido tan suculenta comida, que si bien el título del plato era largo para recordar, su gusto todavía me queda en el recuerdo y me dan ganas de volver a participar.

Finalmente me hace concluir, de acuerdo con las exposiciones de los comensales, que Lloret estuvo presente en el mundo gracias a Sorolla, cuando ciertamente no sabía ni el nombre del pueblo. Hay que recordar, es importante, charlas y ponencias desde el ámbito privado o institucional, pero también hay que concluir, hacer aportaciones positivas y que éstas, se hagan realidad.