Quiérete

Todo un reto, quererse a uno mismo. No de manera narcisista, ni egoísta, sino por entender que en la estimación que debes dedicarte, radica el respeto que debes mantener por tu persona, para acoger a la felicidad y para aprender y saber, recibir y dar, el amor.

Darlo todo, sí, cuando realmente te sientes tan lleno de felicidad y amor que, por más que des, nunca se acabará.

Valorar la estimación que uno debe poseer para si mismo. Entender que uno tiene que ponerse guapo para sentirse bien, preparar el plato que más te gusta, hacer y deshacer siendo dueño de ti mismo y por todo ello, obtener felicidad.

Hace poco leí que la felicidad era el resultado de sumar las pequeñas cosas. Detalles. La felicidad no es para los que más cosas materiales acumulan, al contrario, la felicidad se encuentra en cada cosa que haces de acuerdo con tu manera pensar, creer y actuar coherentemente.

Hacer por hacer, hacer las cosas de mala gana o bien, contra tu manera de hacer, creer o ser, sólo te aporta indiferencia, aburrimiento, disgusto o cabreadas.

No hacer, para no herir, para no molestar, por creerse incapaz, por haber otros que dicen lo hacen mucho mejor que tú, puede llevarte a creer que, no te sientes valorado por otro. Despreciado. Cuando en realidad es tu propia inseguridad, estado de ánimo y estimación quién no hace frente, contesta, protesta e intenta, hacerlo, serlo o, creer, que si nunca lo intentas, nunca lo sabrás.

Mirando hacia nuestro interior, nada podemos comprar para saciarlo. No podremos comprar más memoria, ni adquirir más habilidades, más conocimientos, más estimación si no trabajamos en cada una de las carencias que nosotros mismos nos reconocemos.

Amar como somos y saber que, todo lo que hacemos por nosotros resulta beneficioso para quienes nos rodee.

Ámate y hazte feliz.