11 de setembre de 2015
Todo a punto.
Estelada, camiseta, puntero y amigos. Todo listo para salir. Nos espera la ciudad de Barcelona, Cataluña y el resto del mundo.
Los noticieros de ámbito nacional y internacional, pendientes de nosotros.
Unos vamos, para mostrar al mundo como deseamos la independencia de nuestro País, de una España que no nos representa. Los demás, permanecen en casa esperando que fracasemos y se convierta en una manifestación de fuerza más pequeña que la de años anteriores. Baja el soufflé?
La hora del miedo.
Ahora que hemos decidido ponernos de acuerdo en presentar una lista independentista que suma transversalmente candidatos de diferentes procedencias y tendencias políticas, donde Junts pel Sí representa nuestra voluntad como pueblo de convertirse en un nuevo Estado, es la hora del miedo y las incertidumbres de muchos otros conciudadanos, aquellos que por procedencia, por motivos económicos o sencillamente por la incertidumbre de lo que representa, prefieren malo conocido que bueno por conocer. A todos ellos, explicadles nuestros sentimientos sin quererlos convencer, quizá se contagien de nuestras ilusiones.
A los que hacen campaña por el No, por favor, argumenten. No por que no, no nos es de menester. Ni tampoco las amenazas, ni infundir el miedo a lo desconocido. Háganos entender por que es mejor ser Español que Catalán y cuéntennos los mucho que nos quieren.
27 de septiembre
Hasta ahora, manifestarnos por un Si o un No, era gratuito. Con las próximas elecciones, de acuerdo con la voluntad que expresamos en las urnas y que escogerá el próximo Parlamento de Cataluña, nuestros representantes tendrán el deber de cumplir con los deseos del Pueblo que los elija. Nosotros se lo hemos pedido una y otra vez y ellos han recogido nuestra demanda.
No nos fallemos.
Tanto unos como otros expresemos nuestros deseos y votemos. Tanto si resulta SI como NO a la votación de independencia de Catalunya, tendremos que convivir todos juntos, respetarnos y continuar. No podremos decir que no se nos ha preguntado o que nos ha sido impuesto el deseo de una minoría. Las voces que no se expresan en las urnas, no pueden ser tenidas en cuenta. No hay que decir que quien no votó, son aquellos que están en contra de la mayoría elegida en las urnas.
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