Escrito y editado por Pep Cassany

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Symphonic Rhapsody of Quenn



Debo calificarme como Bobo. Antes de ir al concierto de ayer viernes en el Auditorio de Girona, sabía que Freddie Mercury es inimitable. Sólo había que leer el cartel donde se anuncia el espectáculo. Cuatro cantantes pretenden revivir - sin éxito - al mejor del rock Británico de finales del Siglo XX.

Seguramente soy yo el culpable de mi propia decepción. Había depositado falsas expectativas en el concierto gracias al formato y su anuncio Symphonic Rhapsody of Quenn. Una orquesta que acompañaría a un conjunto de rock en los temas más conocidos de su discografía.

Al escuchar las primeras notas noté que algo parecía fallar. Con puntualidad británica comenzaba el espectáculo. Era la calidad del sonido? el volumen? La canción seleccionada para la apertura? la voz?

La iluminación del show tenía más protagonismo que la propia Orquesta. Los cantantes se esforzaban para animar a un público, pasivo, expectante y en mi opinión, decepcionado de escuchar versiones de Queen esperando que los artistas llegaran a recordarnos de una u otra manera a Freddy Mercury. O bien el tono de sus voces no se parecen, o bien si llegan a sus registros, nuestros recuerdos auditivos y visuales nos traicionaron. Sonido y voz no se correspondían con la imagen que todos guardamos de Quenn.

Solos, en dúo, trío o incluso los cuatro cantantes a la vez, no consiguieron acercarse a la voz y el carisma del malogrado líder de la banda.

Algo nos continuaba faltando. Los arreglos de los temas no eran correctos? La Dirección del espectáculo les había dejado colgados? Habría alguien de la Dirección del espectáculo que los alertaría que les faltaba "Punch"? Ciertamente, salir al descanso y comentar entre nosotros que de Freddy Mercury sólo existió uno, como mínimo, me resulta decepcionante.

Por suerte, la promesa hecha en el anuncio de una segunda parte más grande se cumplió. La Soprano sustituyó a la Caballé y los tres cantantes masculinos del repertorio estuvieron a la altura del reto. Desde este punto hasta el final del concierto donde versiones de Rock de todos los tiempos, menos reconocibles en la voz de Freddie, consiguieron que buena parte del auditorio se mantuviera en pié, bailando o aplaudiendo al ritmo de los temas propuestos.

Salí del concierto con un sabor agridulce. Una primera parte decepcionante arreglada con una segunda parte donde Orquesta y cantantes, se acercaron más al verdadero espíritu del Rock y el recuerdo colectivo que todos tenemos de Quenn. Como cualquier adicción, nada sustituye el original.

Me queda criticar en tres pinceladas otros aspectos del concierto; Se hace raro mirar un concierto de Rock desde arriba hacia abajo, acostumbrados a estar de pie, ante un escenario despampanante; Dar las gracias a un gran guitarrista, rockero, punzante, que nos mostró su virtuosismo haciéndonos vibrar y consiguiendo que hubiera espectadores que creyeran que su excepcional interpretación de algunos temas y comparándola con las actuaciones de otros músicos, era enlatada. Una orquesta sin alma ni Dirección. Una iluminación que toma protagonismo al concierto. Pero en todo caso, si algo me decepcionó fue la falta de agradecimiento de los cantantes a la orquesta y a sus músicos solistas. El mundo está lleno de desagradecidos. Abandonar la sala principal del auditorio para ir al Photocall y hacerse fotos con el público, me resultó patético.

Cierto, Show must go on!

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