Gente tóxica
Tiempo atrás, alguien me regaló un libro que habla de la gente tóxica y yo, poco amante de los libros de autoayuda, creencias, consejos, horóscopos y otros líos similares, para no dejarlo en el estante de libros no leídos, le di un vistazo rápido. Una lectura en diagonal como algunos lo describen.
Me cuesta leer sin querer dar importancia a lo que el autor ha tardado tanto en escribir. Desde que empecé a escribir mi propia novela, cada vez que empiezo un libro, sé el trabajo que hay detrás. Horas y horas en cada palabra y no porque el autor no sepa lo suficiente, al contrario, porque el autor quiere expresarse, contar, relatar o novelar y ofrecer un contexto exacto de lo que quiere transmitir.
Nunca me pasó por la cabeza que existiera gente tóxica. Quizás yo mismo puedo haberlo sido para alguien. Creía que la gente era como era, felices, malhumorados, sabelotodo y yo mismo, un cumbaiá que a estas alturas todavía está buscando su Ítaca. Un iluso, soñador.
Parandome a pensar en las descripciones de los tóxicos descritos en ese libro, empecé a reconocer personas que estaban a mi alrededor. Gente que parece disfrutar imponiendo su manera de actuar, despreciar mis valores o sencillamente, disfrutando intentando hundir tu manera de ser.
Cierto, tal vez me ha costado mucho reconocer y comprender que hay que dejar gente a un aparte del camino. Quitar peso de la mochila para aligerar el paso. Mi sentido de responsabilidad malentendido, me hacía preveer que donde las dan, las toman y por tanto, si te equivocas tienes que asumir las consecuencias, padecerlas y convivir con ellas para siempre.
Con la paz de espíritu y la tranquilidad que te das a ti mismo cuando honestamente te juzgas, reconociendo tus méritos y tus fracasos, acabas por acercarte a quien te quiere bien y alejarte de quien se reía de ti al caerte. Quizás, eres feliz por hacer feliz a otras personas que tienes a tu alrededor y intentas, no repetir lo que te desagrada o sencillamente, volverás a hacerlo corrigiendo lo que te resultó desagradable.
Empecé a creer que tal vez no sólo son los otros que han sido tóxicos para mi sino, yo mismo puedo haberlo sido para otros y por lo tanto, debía volver a empezar.
Caminar, caer, levantarse y recomenzar. Aprender de los errores y reconocer lo que de verdad te ha hecho feliz. Familia. Amigos. Amores. Compartir. Escribir. Leer. Escuchar música. Crear. Emprender de nuevo. Levantarse, volver a empezar.
A ti que me lees no te puedo darte ningún consejo, en cualquier caso, no te quedes en la cama. Detrás de las nubes siempre sale el sol.
Me cuesta leer sin querer dar importancia a lo que el autor ha tardado tanto en escribir. Desde que empecé a escribir mi propia novela, cada vez que empiezo un libro, sé el trabajo que hay detrás. Horas y horas en cada palabra y no porque el autor no sepa lo suficiente, al contrario, porque el autor quiere expresarse, contar, relatar o novelar y ofrecer un contexto exacto de lo que quiere transmitir.
Nunca me pasó por la cabeza que existiera gente tóxica. Quizás yo mismo puedo haberlo sido para alguien. Creía que la gente era como era, felices, malhumorados, sabelotodo y yo mismo, un cumbaiá que a estas alturas todavía está buscando su Ítaca. Un iluso, soñador.
Parandome a pensar en las descripciones de los tóxicos descritos en ese libro, empecé a reconocer personas que estaban a mi alrededor. Gente que parece disfrutar imponiendo su manera de actuar, despreciar mis valores o sencillamente, disfrutando intentando hundir tu manera de ser.
Cierto, tal vez me ha costado mucho reconocer y comprender que hay que dejar gente a un aparte del camino. Quitar peso de la mochila para aligerar el paso. Mi sentido de responsabilidad malentendido, me hacía preveer que donde las dan, las toman y por tanto, si te equivocas tienes que asumir las consecuencias, padecerlas y convivir con ellas para siempre.
Con la paz de espíritu y la tranquilidad que te das a ti mismo cuando honestamente te juzgas, reconociendo tus méritos y tus fracasos, acabas por acercarte a quien te quiere bien y alejarte de quien se reía de ti al caerte. Quizás, eres feliz por hacer feliz a otras personas que tienes a tu alrededor y intentas, no repetir lo que te desagrada o sencillamente, volverás a hacerlo corrigiendo lo que te resultó desagradable.
Empecé a creer que tal vez no sólo son los otros que han sido tóxicos para mi sino, yo mismo puedo haberlo sido para otros y por lo tanto, debía volver a empezar.
Caminar, caer, levantarse y recomenzar. Aprender de los errores y reconocer lo que de verdad te ha hecho feliz. Familia. Amigos. Amores. Compartir. Escribir. Leer. Escuchar música. Crear. Emprender de nuevo. Levantarse, volver a empezar.
A ti que me lees no te puedo darte ningún consejo, en cualquier caso, no te quedes en la cama. Detrás de las nubes siempre sale el sol.
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