Escrito y editado por Pep Cassany

Relatos cortos y artículos de opinión de Pep Cassany

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Pulsera roja


Tiempo atrás hablaba aquí del Barça de Guardiola. Venía a decir que en este tiempo de crisis, jodido para muchos, este equipo de sueños nos permitía a los culés, mirar los periodicos los lunes por la mañana, dejando de lado las noticias económicas.

Como muchos otros, la crisis me ha sacudido fuertemente. He dejado atrás amigos, colaboradores de trabajo, el empleo, ilusiones relaciones y muchas más cosas. Ya se sabe que cuando las cosas van mal, parece que aún pueden ir a peor.

Pero todo ello me ha hecho recordar valores que el día a día se desdibujan. Los valores de juventud, el todo o nada. Aquellos valores que, cuando no teníamos más experiencia que la que vivíamos en ese momento, nos obligaban a pensar que la vida era una mierda o sencillamente maravillosa.

En mi vida, he vivido muchas pérdidas. Personas que conocía y apreciaba. Jóvenes, mayores, niños. Personas que me hicieron mejor persona. Me dieron otra escala de valores de la que yo disponía. Me hicieron pensar cuanto eran de importante para mi contar con ellas. Para mí y para las personas que las amaban y para las que ellos querían.

En este momento donde la escala de valores de la sociedad en la que vivimos se ha hundido, donde día a día recibimos noticias decepcionantes de nuestros gobernantes, banqueros, empresarios, cuando nos parece que esto no acabará nunca y que día a día se prolonga la agonía y el sufrimiento de las personas en situación de crisis económica, yo quiero recordar y recuperar aquellos valores del todo o nada.

Los lunes por la noche, Pulseras Rojas me permite recordar cuáles son las cosas más importantes de la vida. La salud, la familia, la amistad.

Desgraciadamente, hace años nos dejó Mariona. Más recientemente, Mar. La enfermedad las hizo sufrir y dejarnos antes de lo que tocaba.

Ellas nos dieron a todos los que las rodeábamos de una u otra manera, lecciones de vida. Nos recordaron cuál es el bien más precioso que cuidar. El afecto del que nos rodea.

No habría que preocuparnos por lo que no tiene solución, porque no la tiene. No habría que preocuparnos por lo que tiene solución, pues al tenerla se puede arreglar. No necesitamos enfadarnos, indignarnos, lamernos las heridas, o mirarnos el ombligo.

Sería bueno aprender a mirar a nuestro alrededor con ojos de niño. Volver a descubrir que nos traerá el  nuevo dia. Amar a los padres, a los hermanos, a la pareja, a los hijos, a los amigos.

Seguramente así, nuestra sociedad tendrá una oportunidad para volver a empezar. Encontraremos nuevos políticos que tratarán de hacer el bien por sus conciudadanos. Banqueros que aunque ganarse la vida, lo harán sin obsesión por el dinero. Empresarios honestos con ellos mismos. Personas que querrán pagar sus impuestos para que estos tienen un beneficio común para todos.

Quizás sí, es así, todo o nada.





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