Girona, ciudad de postal

Apenas han pasado cuatro días desde que me llamaron de El Periódico de Catalunya y me pidieron una entrevista personal donde hablarles de Girona y en concreto, de todo aquello que a mi parecer. desde la política municipal, se ha hecho bien o mal  en mi ciudad los últimos cuatro años y todas las cosas que quedan pendientes para hacer.

Estas fueron mis reflexiones para la entrevista en El Periódico:

Seguro, muchos de vosotros os seria fácil confeccionar una lista de tareas hechas y pendientes, probablemente diferentes las unas de otros pues un mismo caso, estaría interpretado de forma positiva o negativa según la personalidad de cada uno. Al hablar de nuestra ciudad, normalmente deberíamos empezar por hablar de nuestro propio barrio o de las calles por donde habitualmente recorremos. Es normal, primero lo primero y por lo tanto, se debe hablar de aquello que nos afecta directamente a nosotros. Por mi parte, me cuesta criticar a la ciudad cuando veo la transformación que ha sufrido en los últimos 30 años, pasando del estado de gusano a crisálida y de ésta a una preciosa mariposa.

Muchas veces interpreto Girona como el proyecto inacabado de aquel joven alcalde  Joaquim Nadal que un día creyó que sólo debía ordenar la ciudad y ponerla bonita para que todos pudiéramos admirarla. Seguro, si no falla mi memoria, desde el consistorio se pidió a la UNESCO declarará el Barrio viejo de Girona en Patrimonio Cultural de la Humanidad. Tal vez un poco exagerado, pero a fin de sentirnos satisfechos y que se nos reconociera el trabajo realizado, me pareció bien.

Actualmente y gracias a esa labor, Girona se promueve turísticamente. Vendemos el encanto de las calles del Barrio viejo ligados a hechos culturales diferenciadores como es la existencia del Barrio Judío, que año a año mostramos a todo aquel que nos visita. Apostamos por actos culturales como el Teatro y la Música. Esperábamos mucho del AVE para que nos aportara mayor afluencia de turistas y creímos que un gran número de empresarios y altos cargos, se dejarían seducir por la calidad de vida de Girona, a sólo 38 minutos de su trabajo, para que establecieran su residencia en Girona. De momento, no parece que se cumplan las expectativas.

Pero Girona es mucho más que calles empedradas y edificios bonitos. Somos las personas que vivimos, trabajamos o estudiamos en ella, las que hacemos que Girona sea especial a ojos de los foráneos. Girona una ciudad pequeña, un pueblo grande. Un pañuelo sucio y lleno de mocos, donde todos se tocan. Una ciudad donde difícilmente saldrás a pasear sin encontrarte con alguien conocido.

La gente de Girona, la de toda la vida,  que dicen poseer referencias de todos los apellidos de la ciudad, son capaces de situar a la persona, la familia o el ámbito en que te mueves sin demasiados errores. Los gerundenses, somos una sociedad cerrada. En opinión de los foráneos, resulta difícil introducirse o integrarse socialmente en la ciudad. Y no sólo lo piensan ellos, yo estoy de acuerdo con ellos.

A pesar de tener un alcalde socialista durante más de 25 años, Girona es de tipologia conservadora. Las elecciones autonómicas siempre han dado resultados Convergentes. Si en la ciudad votamos la persona que creemos puede hacer mejor su trabajo, son en las autonómicas y las estatales donde todos votamos los partidos donde creemos que podemos identificarnos más con nuestra manera política de pensar. Por lo tanto, conservadores. Entiendo que buena parte del pensamiento conservador proviene de nuestros padres y abuelos, que habiendo vivido la Guerra o la Dictadura que la siguió, preferían una cierta estabilidad política con tintes nacionalistas catalanes pactistas, que un enfrentamiento contra el sistema español que podría aplastarnos y volver a épocas pasadas. Les parecía correcto lo conseguido con los pactos políticos y se creían a la burguesía catalana que proclamaba su nacionalidad integrada dentro España.

La política municipal es una base más del actual proceso independentista, la mayor parte de los municipios participan de el y se ofrecen como soporte de base para empujar y dar consistencia a los líderes de los partidos, como un verdadero ejército de hormiguitas que se saben insignificantes una a una aunque unidas, invencibles.

Por otra parte el fenómeno ANC o cuando una causa a priori perdida se encuentra con personas que, sin ambiciones personales, deciden representar a sus conciudadanos y darles voz de manera brillante, a nosotros, tanto como a ellos mismos, nos sorprende el éxito obtenido y que nos ha permitido convertirnos en principales actores de la lucha independentista y aportar la voz del pueblo en la política que, obligada, se ha sometido a los deseos del pueblo. Ellos representan a todos aquellos que en las tertulias familiares se posicionaban en contra de la actual situación económica con España y que para resolverla, se posición en la única solución posible encontrada: la independencia de Cataluña.

Personalmente, me da igual que la gente  que se sume al proceso independentista  lo haga por motivos de corazón o de bolsillo. La suma si fuera mayoritaria, podría desembocar en el reconocimiento del derecho a decidir de los catalanes y finalmente resolver la cuestión en un u otro sentido.

Yo votaría SI a la independencia aunque también creo, como muchos otros independentistas, que no seríamos mayoría. A los partidarios del NO, no precisaran de grandes campañas. Ante todo, hay que recordar que más de la mitad de la población de Cataluña tiene raíces fuera del territorio y por tanto, vínculos emocionales con otras regiones del país y también hay que valorar que hasta ahora no se han mostrado participativos pues, están seguros que nunca nos dejarán marchar de España. Si por rara sucesión de acontecimientos, se diera el caso de votar a favor o en contra de la independencia de Catalunya,  los partidarios del No saldrían a votar masivamente en  sucontra.

Los gerundenses nos miramos desconfiados a la capital y su cinturón, donde viven grandes poblaciones de gente venida de otros lugares del Estado y que no creemos estén a favor de la Independencia. Las manifestaciones de Barcelona son un espejismo. Yo las veo como una reivindicación lúdico festiva, con rasgos independentistas, pero que agrupa a muchas otras situaciones de descontento. Vendría a ser como decir, basta, queremos un país diferente, escuchadnos y actuad de una vez. Los ciudadanos de Catalunya queremos cambios, ya estamos hartos de vuestros malos tratos. No queremos sentirnos cornudos y apaleados.

Finalmente quiero contaros la tertulia de este domingo con mis amigos y donde les propuse hablar de Girona, de lo que se ha hecho bien y mal y cuáles son los temas pendientes de la ciudad. El resumen, poco o nada que decir, pues estan más pendientes del proceso independentista que de la política municipal. Además, el Sr. Puigdemont está representando la voz gerundense en el proceso, convirtiéndose en un activista comprometido.

La verdad, nos ha sorprendido a todos ver un alcalde de Girona tan claramente comprometido con la independencia de Cataluña, acostumbrados a tener hasta hace 4 años, alcaldes catalanistas, probablemente a favor de la independencia, sin libertad para expresarlo públicamente. De la misma manera,no nos ha sorprendido demasiado la derrota del PSC en Girona pues, las personas que formaban parte la parte visible del partido, no parecían encajar con la militancia del PSOE.


Nadie ha entendido el Federalismo y por tanto, pocos son los que lo defienden. Querer imponer una corriente que no reclama ninguna parte de la sociedad, era una tarea complicada o imposible. Tan divergentes eran las corrientes de pensamiento dentro del partido entre partidarios del españolismo y el catalanismo, como caótica era la situación personal de los representantes del partido que no sabían a quien servir, si a las órdenes de partido llegadas de Madrid o a sus propias convicciones, previsiblemente una rotura inevitable. Creo que el PSC estaba liderado por catalanes con el apoyo de los votos de los inmigrantes españoles que viven en Cataluña. Finalmente, cuando desde Madrid se les llama al orden entre filas, comienza la derrota pues, las convicciones personales de los dirigentes catalanes se imponen a las órdenes de partido.