Sabio de amor
No es extraño encontrarse solo,
esperando otra vez,
aunque, esta vez,
con más bagaje y más compañía.
Solté las piedras.
Estimo los frutos de los amores vividos y me convierto en sabio a su lado.
No me paro,
acompañado,
se hace corto el camino que me llevará cerca de ti.
Levanto la cabeza,
vigilo,
adelante.
Investigo en los rostros una señal que me haga saber que también tú,
me estás esperando.
Me dejo llevar por los caminos.
Vivo en un paisaje idílico.
Cae el sol y continúo intuyendo que mañana puede ser el día.
Vigilo como andas,
como te mueves y
si tus ojos
me sonríen sin haberme visto antes.
No me detengo,
me rodeo de la fragancia que desprenden las flores de este jardín.
Las disfruto, las pruebo y sigo camino.
No dejaré de creer en ti.
Seguro de encontrarte a resguardo de los vientos.
El susurro mentiroso,
promete lo que no puede oír.
Reconoceré tu mano,
encaje perfecto de la mía.
Un dedo recorrerá la tuya rebuscando el surco del amor,
largo, profundo y cortado por dos veces,
sin otro destino ni fin.
Suave,
cálido tacto.
Perfecto encaje.
Sin espejos,
ni miedos,
ni mochilas cargadas.
Desnudos para renacer una vez más.
Camino,
empujado por el viento.
no me paro.
Tarde o temprano te encontraré,
amor.
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