Escrito y editado por Pep Cassany

Relatos cortos y artículos de opinión de Pep Cassany

Novedades

Querer no es amar


Todos tenemos una u otra necesidad  y muchos, se pasan media vida persiguiendo el sueño de llenar este vacío. Haciendo un paralelismo, hay quien se empeña en construir un rompecabezas al que le faltan piezas y por más que busca y rebusca, obsesionado, no encuentra la pieza de encaje. La frustración los invade cada vez que piensan en los huecos y ya no recuerdan la ilusión que tenían cuando comenzaron o la emoción que les provocaba cada vez que, casualmente, encontraban una de las piezas que encajaban perfectamente con las otras.

Muchos, idealizan la imagen del puzzle. Creen que una vez terminado, habrán conseguido la meta propuesta y la imagen completa será perfecta.

Ciertamente, la vida no es un rompecabezas y mucho menos, perfecta. La vida es todo lo que nos rodea en el camino entre el nacimiento y la muerte. Antes y después de nosotros, hay vida.

De nosotros depende cómo vivir el camino, disfrutándolo o sufriéndolo. Creer que tiempos pasados ​​fueron mejores y tener miedo de lo que vendrá, no nos permitiría vivir el día a día como el regalo que sin duda nos da la vida. Por lo tanto, vivir del pasado o de un futuro imaginario, puede provocarnos malestar, nervios o frustración.

Una de las necesidades básicas de cualquier persona es el querer o ser querido. El amor.

Existen muchos tipos de amor, aunque yo los resumiría en dos tipos, el incondicional y el condicional.

Al nacer, el amor incondicional nos es entregado normalmente por nuestros padres y hermanos y nosotros, lo entregaremos a nuestros hijos y pocas veces, a familia, amigos u otra persona.

Amar a quien rodea nuestra vida es condicional a sus comportamientos, valores, atracción física o cualquiera de los sentimientos que nosotros consideramos positivos. Amaremos a aquellos que creemos nos aportan o les queramos aportar algo que hará mejor nuestra vida y a cambio, nos proponemos ofrecerles lo mejor de nosotros, el amor.

La estima perdida se convierte en un sentimiento traicionado.

Cuando nos falta el amor con una pareja y nos empeñamos en rebuscar a otra para llenar el vacío provocado por el querer o el ser querido, a veces la necesidad vital puede convertirse en obsesión. Las obsesiones, aunque tengan contenido positivo, nublan el cerebro y no nos permiten disfrutar de otras personas o cosas que tenemos al alcance para ser felices. La imagen idealizada del rompecabezas terminado, a veces es, absurdamente fijada en el hueco de la pieza que nos falta y por lo tanto, no somos capaces de contemplar la belleza de la imagen formada ante nosotros.

Para mí, la diferencia principal entre el amor y la necesidad de querer y ser querido es que, el amor es incondicional y querer o ser querido nos condiciona.

Cuando hablar de sentimientos se hace complejo y el amor, es el más complejo de los sentimientos de una persona, piensa como se lo contarias a tus hijos. Por suerte, leer El Principito nos puede echar una mano.

No hay comentarios

Deja tu comentario y comparte este articulo con tu comunidad en la red.