Escrito y editado por Pep Cassany

Relatos cortos y artículos de opinión de Pep Cassany

Hasta los narices !

Articles d'opinió i relats curts en català d'en Josep Cassany


Y nunca mejor dicho !! ya estoy hasta las narices de vivir la crisis y sufrir hasta morir! La crisis me ha llevado a conocer los extremos de la pobreza.

Conocí la pobreza siendo niño, cuando mis padres, con seis hijos, les costaba llegar a fin de mes o mejor dicho,  ni siquiera se planteaban como pasarían la primera de las semanas de ese mes.

No se como, pero muy joven, ya pensé que tenía que prosperar. El dinero me gustaban porque me ayudaba a conseguir cosas materiales que nunca había tenido. De hecho, prosperé tanto, que pasé por delante de padres y hermanos en poco tiempo. Tenía más que ellos y recordaba muy bien de dónde venía y cómo lo estaba consiguiendo. Paso a paso y sin pretender ser más que nadie.

Han pasado treinta años y he vuelto a la pobreza. La pobreza absoluta. A la pobreza que me provoca la incertidumbre de no saber si mañana tendré dinero para comprar comida. Salvado por la campana. Por más que hagas no llegas a ninguna parte. Por más que te parezca que haces todo lo que puedes, sabes que podrías hacer más y que no haces suficiente.

No importa que tengas experiencia, conocimientos, seas emprendedor o cualquier otra calificación que te parezca imprescindible como valor capital de cualquier empresa. Todas las empresas quieren más. Quieren juventud, títulos, sueldos precarios. Que te dejes la piel y que no les cueste nada.

Como puedo, buenamente voy trabajando. Un día de una cosa y al otro día de otra. No digo nunca que no a cualquier trabajo. Sea físico o intelectual. Escribo, ofrezco opinión, analizo mercados, diseño, propongo soluciones, trabajo y me dejo la piel para cualquier empresa que me quiere contratar. A veces hago de carpintero, albañil, fontanero o pintor, cuando ahora no hago de figurante para anuncios de televisión.

Sé que soy un comercial innato. Que tengo una visión comercial y empresarial que tumbaría a cualquier otro aspirante. Pero no tengo títulos, ni edad, ni posibilidades de cobrar menos de mil euros al mes.

He llegado a un punto, que los que me conocen creen más en mi que yo mismo. El activo que perciben los demás,  es aprovechado por unos pocos en beneficio propio, pero en ningún caso, creen que es merecedor de la estabilidad y recompensa de un sueldo, de una seguridad social o de un préstamo.

Se necesitan emprendedores? no, no hacen falta! pues cuando el que emprende, arriesga, a menudo termina muerto. Al contrario de sociedades más avanzadas que la nuestra, conservadora y egoísta, que cree que el mal de uno no debe interferir en los logros propios. Me hierve la sangre al pensar que alguien como yo, quien podría estar dando trabajo y riqueza a la sociedad, debe mendigar cada día para comer un bocado de pan.

Mis hijos no podrán decir nunca que no me he dejado la vida luchando para salir de esta situación. Hago lo que convenga, pero cuando más me descalifico a mí mismo, más bajo caigo.

Un documento como éste, propio de la situación desesperada de un padre de familia que mañana no tiene nada para ofrecer a sus hijos, no es propio del orgullo que me queda dentro de mí para seguir luchando para salir de una situación desesperada. Es un documento que debiera servir,  no para dar pena y sino para constatar la situación en la que vivo. Mucho mejor que la de otros que no tienen familia de quien recibir ayuda, una palmada en la espalda o un abrazo que te reconforte en un día especial.

Hace tanto tiempo que sólo percibo palos en medio de las ruedas, que creo, mañana será mejor y lo conseguiré, que hoy ya me canso sólo en pensarlo. Nunca he estado deprimido y siempre, a pesar de quién crea que me quejo más que actúo de forma positiva, sigo en la lucha para trabajar y aportar valores positivos al empresario que quiera creer en mí. Ya basta! Soy buen trabajador, inteligente, creo y aporto aptitudes críticas y positivas a quien quiera conocer la opinión sincera de una tercera persona.

Quiero dar las gracias a los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Girona por otorgarme la ayuda que sirvió para comprar unas gafas para permitirme ver. Gracias al banco de alimentos que me han nutrido tres meses, de arroz, lentejas y garbanzos llenando nuestras barrigas. Agradecer a mis hermanos y familia, por actuar como red de seguridad y no permitirme caer más abajo.

Pero ya basta. Esto se acaba de una manera muy sencilla: Trabajando y cobrando un sueldo digno que me permita mantenerme por mí mismo. Yo digo basta! Esta sociedad se ha vuelto loca?

Post Comment