San Valentín
Para un catalán como yo, celebrar un día como hoy es imposible. En nuestro caso es Sant Jordi y a diferencia de San Valentin, nosotros regalamos rosas y libros a nuestras parejas, madres, hijas o personas con las que compartimos un sentimiento de amistad o amor.
Me cuentan que, en San Valentín, no hay regalo que llene más que, compartir el amor con la pareja, pero si puede ser, te haga sentir un día inolvidable con un buen regalo.
Entremos en materia, me piden que apunte.
Punto número uno, en el amor, cada maestrillo tiene su librillo. Empecemos, hay quien cree en el amor como en el objeto de deseo, sexual. Podemos hablar de la cantidad, la calidad y el tamaño del amor. Esta vez no hablaremos del color, aunque si que podemos hablar del lugar de procedencia.
Número dos, el amor que deseas es inverso al amor que ya has vivido. Mochilas cargadas. Quien ha vivido el amor loco, rechaza la pasión como gato escaldado.
Hay quien me dice que para escribir, necesito la copa, el cigarro y los amigos. Por supuesto, escribir es un vicio como cualquier otro. Mientras escribo, hay quien me toca las narices poniendo mayúsculas donde no hacen falta. Ya se sabe, toca cojones, los hay en todas partes.
Número tres, a los comensales sentados alrededor de esta mesa les da por concluir que, lo que todos necesitamos es hacer más el amor. Y que otros no les digan que no no. Que de amor, nos hace falta a todos. Bueno, hay quienes reparten amor para todos.
El amor con ajo y aceite, es un concepto cultural. Si amas a alguien, realmente no te importará compartir el sabor a ajo y aceite de su boca. Como en esta mesa al amor, se le echa en falta, ninguno de nosotros diríamos no a un beso, aunque tenga sabor a ajo y aceite. Qué es más importante, el beso o el sabor ?
La gente que hoy me rodeaba y mañana, acabará por leer este relato, me entenderá. Aunque me dicen que tú que me lees y no estuviste en la comida, serás incapaz de entender lo que digo.
A alguien se le escapó un eructo y me preguntan que estamos relatando? Sencillamente, estoy intentando describir una sobremesa cualquiera, de un grupo cualquiera, de solteros y solteras, aunque tendría que decir, sencillamente, que esto se ha convertido en un aquelarre de brujas y brujos.
Teléfonos encima de la mesa para desconectar y descubrir que, cuando algunas conversaciones no interesan los remotan y cuando levantan la mirada, es por que les interesa saber de que escribe un pobre columnista como yo. A saber, tal vez lo que cuento les hará gracia.
El frío pasa factura. Empiezan a marcharse hacia el interior de la casa. La chimenea nos espera.
Todavía hay quien dice no conocer el secreto para disfrutar de un buen cutis o una buena piel hidratada. Sencillamente, pregúntenme a mi y en privado. Hay cosas que no se deberían desconocer.
Finalmente, nada más que decir. Hoy ha sido el día en que alguien ha recibido un caramelo en lugar de recibir un ramo de flores parecido al de sus primeros dieciocho. No se queja, aunque recuerda su primer San Valentín en que recibió, dos muñecos de peluche con un puñado de flores rojas, mediante transporte urgente. Ya se sabe que Seur, sirve incluso para transportar sentimientos.
Me quedé solo.
A todos, desearos que paséis un San Valentín con final feliz.
Me cuentan que, en San Valentín, no hay regalo que llene más que, compartir el amor con la pareja, pero si puede ser, te haga sentir un día inolvidable con un buen regalo.
Entremos en materia, me piden que apunte.
Punto número uno, en el amor, cada maestrillo tiene su librillo. Empecemos, hay quien cree en el amor como en el objeto de deseo, sexual. Podemos hablar de la cantidad, la calidad y el tamaño del amor. Esta vez no hablaremos del color, aunque si que podemos hablar del lugar de procedencia.
Número dos, el amor que deseas es inverso al amor que ya has vivido. Mochilas cargadas. Quien ha vivido el amor loco, rechaza la pasión como gato escaldado.
Hay quien me dice que para escribir, necesito la copa, el cigarro y los amigos. Por supuesto, escribir es un vicio como cualquier otro. Mientras escribo, hay quien me toca las narices poniendo mayúsculas donde no hacen falta. Ya se sabe, toca cojones, los hay en todas partes.
Número tres, a los comensales sentados alrededor de esta mesa les da por concluir que, lo que todos necesitamos es hacer más el amor. Y que otros no les digan que no no. Que de amor, nos hace falta a todos. Bueno, hay quienes reparten amor para todos.
El amor con ajo y aceite, es un concepto cultural. Si amas a alguien, realmente no te importará compartir el sabor a ajo y aceite de su boca. Como en esta mesa al amor, se le echa en falta, ninguno de nosotros diríamos no a un beso, aunque tenga sabor a ajo y aceite. Qué es más importante, el beso o el sabor ?
La gente que hoy me rodeaba y mañana, acabará por leer este relato, me entenderá. Aunque me dicen que tú que me lees y no estuviste en la comida, serás incapaz de entender lo que digo.
A alguien se le escapó un eructo y me preguntan que estamos relatando? Sencillamente, estoy intentando describir una sobremesa cualquiera, de un grupo cualquiera, de solteros y solteras, aunque tendría que decir, sencillamente, que esto se ha convertido en un aquelarre de brujas y brujos.
Teléfonos encima de la mesa para desconectar y descubrir que, cuando algunas conversaciones no interesan los remotan y cuando levantan la mirada, es por que les interesa saber de que escribe un pobre columnista como yo. A saber, tal vez lo que cuento les hará gracia.
El frío pasa factura. Empiezan a marcharse hacia el interior de la casa. La chimenea nos espera.
Todavía hay quien dice no conocer el secreto para disfrutar de un buen cutis o una buena piel hidratada. Sencillamente, pregúntenme a mi y en privado. Hay cosas que no se deberían desconocer.
Finalmente, nada más que decir. Hoy ha sido el día en que alguien ha recibido un caramelo en lugar de recibir un ramo de flores parecido al de sus primeros dieciocho. No se queja, aunque recuerda su primer San Valentín en que recibió, dos muñecos de peluche con un puñado de flores rojas, mediante transporte urgente. Ya se sabe que Seur, sirve incluso para transportar sentimientos.
Me quedé solo.
A todos, desearos que paséis un San Valentín con final feliz.

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