Safari
Desde mi puesto de vigilancia, no necesito prismáticos para observar cómo se mueve la caza, los cazadores y toda la parafernalia que lo rodea.
Primero, hay lugar y hora de encuentro para asignar a cada uno el papel de guía, conductor, cazador o presa. Todos y todas bien adornados conforme al papel asignado. Hechos los pertinentes saludos y presentaciones, entre risas y comentarios de grupo, se forjan las primeras impresiones para acercarse al tête a tête.
Ahora ya sabes cómo se mueven los compañeros y compañeras. Todos tenemos nuestro rol dentro del grupo y en este bloque de apuntes, comienzo a esbozar las atribuciones de cada participante.
Organizadores del evento: Son los encargados de fijar los límites del terreno de juego, restaurantes, pubs y discotecas recomendadas. Disponen de capacidad de convocatoria y talento para elegir la temática y el universo por donde nos moveremos. Velan para que todo el mundo se lo pase bien. Ellas no pueden descontrolarse.
Guías y conductores: Veteranos de mil eventos. Conocen la jungla y la caza como nadie. Saben que son objetos de las miradas de todos. Mueven fotógrafos, curiosos, la caza y los cazadores de lado a lado. Llevan las escopetas con mira de precisión y no disparan a excepción de que sea una pieza preciada o yerre el tiro el novato de turno.
Cazadores / as, de tres o dos patas, antes de salir de caza, engrasan el arma, preparan detenidamente la munición y hablan entre ellos y ellas para saber a cada uno qué blanco le corresponde esa noche. Seguros del éxito de la cacería, preparan la casa por si hay motivo de celebración a la vuelta.
El águila vigía de tan arriba que le cuesta elegir entre tanta abundancia de carne. A veces, se acaba comiendo a la rata cuando, podría haber cazado una pantera.
Los cuervos, se mueven por todos lados, observan si pueden picar aquí y allá. Vigilan como la leona se come el ciervo y de tanto miedo que les da, si no se marchan, acaban por comerse los gusanos.
Los buitres, hartos de esperar carne fresca sólo les queda la opción de atiborrarse de carroña o dejar pasar otro día para probar el sabor más amargo del muerto que nadie quiere.
Leonas, reinas de la selva, inalcanzables. Panteras, devoradoras de hombres y niños. Cebras, camufladas en la manada. Rinocerontes, bestias salvajes con malas pulgas que te amenazan cuando te miran. Elefantes, grandes y gordos, con quien compartes simpatía pero no irías a dar una vuelta. Serpientes, venenosas, pérfidas, viscosas. Monos y chimpancés, juguetonas de tú a tú y peligrosas en grupo. Cabras, cabritos y cabrones, corderos degollados. Jirafas ....
Finalmente, los cazadores de fotografías, paparazzos, observadores de la buena marcha del evento. No cazan fotos robadas, para acabar atacados por las fieras peligrosas. Prefieren disparar cuando los bichos se agrupan en la barra del bar a beber, sonreír y gritar.
No debería contar qué hacen los nativos. Se asoman a la jungla. Miran, escuchan y callan.
Hoy es sábado y por lo tanto, noche de caza mayor. No os confundáis, no estoy en la Sabana Africana. No hace falta recorrer tantas millas de distancia, ni emplear tantos recursos económicos para participar en un Safari. Se organizan por los alrededores de tu casa, de bar en bar o en pubs y discotecas.
Salid un sábado noche con un grupo de hombres y mujeres solteras y elegid vuestro sitio en la manada.
Primero, hay lugar y hora de encuentro para asignar a cada uno el papel de guía, conductor, cazador o presa. Todos y todas bien adornados conforme al papel asignado. Hechos los pertinentes saludos y presentaciones, entre risas y comentarios de grupo, se forjan las primeras impresiones para acercarse al tête a tête.
Ahora ya sabes cómo se mueven los compañeros y compañeras. Todos tenemos nuestro rol dentro del grupo y en este bloque de apuntes, comienzo a esbozar las atribuciones de cada participante.
Organizadores del evento: Son los encargados de fijar los límites del terreno de juego, restaurantes, pubs y discotecas recomendadas. Disponen de capacidad de convocatoria y talento para elegir la temática y el universo por donde nos moveremos. Velan para que todo el mundo se lo pase bien. Ellas no pueden descontrolarse.
Guías y conductores: Veteranos de mil eventos. Conocen la jungla y la caza como nadie. Saben que son objetos de las miradas de todos. Mueven fotógrafos, curiosos, la caza y los cazadores de lado a lado. Llevan las escopetas con mira de precisión y no disparan a excepción de que sea una pieza preciada o yerre el tiro el novato de turno.
Cazadores / as, de tres o dos patas, antes de salir de caza, engrasan el arma, preparan detenidamente la munición y hablan entre ellos y ellas para saber a cada uno qué blanco le corresponde esa noche. Seguros del éxito de la cacería, preparan la casa por si hay motivo de celebración a la vuelta.
El águila vigía de tan arriba que le cuesta elegir entre tanta abundancia de carne. A veces, se acaba comiendo a la rata cuando, podría haber cazado una pantera.
Los cuervos, se mueven por todos lados, observan si pueden picar aquí y allá. Vigilan como la leona se come el ciervo y de tanto miedo que les da, si no se marchan, acaban por comerse los gusanos.
Los buitres, hartos de esperar carne fresca sólo les queda la opción de atiborrarse de carroña o dejar pasar otro día para probar el sabor más amargo del muerto que nadie quiere.
Leonas, reinas de la selva, inalcanzables. Panteras, devoradoras de hombres y niños. Cebras, camufladas en la manada. Rinocerontes, bestias salvajes con malas pulgas que te amenazan cuando te miran. Elefantes, grandes y gordos, con quien compartes simpatía pero no irías a dar una vuelta. Serpientes, venenosas, pérfidas, viscosas. Monos y chimpancés, juguetonas de tú a tú y peligrosas en grupo. Cabras, cabritos y cabrones, corderos degollados. Jirafas ....
Finalmente, los cazadores de fotografías, paparazzos, observadores de la buena marcha del evento. No cazan fotos robadas, para acabar atacados por las fieras peligrosas. Prefieren disparar cuando los bichos se agrupan en la barra del bar a beber, sonreír y gritar.
No debería contar qué hacen los nativos. Se asoman a la jungla. Miran, escuchan y callan.
Hoy es sábado y por lo tanto, noche de caza mayor. No os confundáis, no estoy en la Sabana Africana. No hace falta recorrer tantas millas de distancia, ni emplear tantos recursos económicos para participar en un Safari. Se organizan por los alrededores de tu casa, de bar en bar o en pubs y discotecas.
Salid un sábado noche con un grupo de hombres y mujeres solteras y elegid vuestro sitio en la manada.
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