Escrito y editado por Pep Cassany

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Cómo ser recordado eternamente

Opinión con acento: como ser recordado eternamente



Soy uno de los 7.457.404.566 habitantes del planeta tierra. Un número que crece a ritmo vertiginoso mientras escribo estas líneas.

Hay mucha gente que quisiera ser considerada por los demás habitantes de la Tierra como "terrestres extra". Alguien que dejará huella de su paso por el planeta.

Tal vez te gustaría haber sido alguien parecido a Cleopatra, Newton o Teresa de Calcuta por poner tres ejemplos. Ellos serán recordados eternamente por sus singularidades. Cada uno en su área, materia y tiempo.

Hay quien será recordado por ser el primero en pisar la luna, otros lo serán por ser los padres de la informática y otros por ser conquistadores, dictadores o reyes. Hay quienes serán recordados como pueblo aplastado, colectivo revolucionario o descubridores científicos.

Continuamente surgen, como estrellas fugaces, personas que se  dan a conocer y son famosos por un día, una época o una vida. Cantan, bailan, hacen comedia o debaten sobre cualquier tontería. También hay quien escribe para los demás, quien juega profesionalmente en un deporte o quien se convierte en un delincuente famoso por la rareza de sus acciones.

Si releemos el número de habitantes de este planeta podemos llegar a nuestras propias conclusiones, como por ejemplo: Con un acierto de un 99'999999% periódico, aseguraría que ninguno de nosotros, ni de las personas que conocemos a nuestro alrededor , serán recordadas por ningún hecho destacable más allá de su muerte y si lo fueran, como mucho serán recordadas como una anécdota en la historia de la humanidad.

Exceptuando los ególatras que persiguen sueños de grandeza, el resto de la humanidad, qué hacemos para dejar huella? Tener hijos. Perpetuar la especie. Contribuir al crecimiento desmedido del planeta. Formar parte del colectivo que crece industrialmente de manera exponencial y desigual, agotar los recursos dañando la naturaleza y nuestro planeta a la vez que, explorando el universo desconocido en busca de otros planetas a colonizar. Este es el activo que dejemos a nuestros hijos.

Egoístas del norte que llenamos nuestras barrigas mientras los del sur mueren de hambre o enfermedad. Hipócritas. Incapaces de mirar fijamente a aquellos que lo sufren delante la puerta de nuestras casas.

Hay quien me dirá que el problema es endémico, universal. Uno solo no puede solucionarlo. Ni una persona, ni un país, ni una organización de países como la ONU. Así pues, ya tiene la excusa perfecta.

Sólo aquellos que, sabiéndose en la realización de una tarea imposible, luchan con todas sus fuerzas para combatir y no desfallecen pesar de todas las desventuras que se encuentran en cada instante de sus vidas, poder llegar un día a conseguir la meta que persiguen, ser fieles a su manera de pensar y ser.

Estas son las personas, que un día, deberían ser recordadas. Los mejores, deberían vivir eternamente.

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